Bienes naturales

Ibiza proporciona un ejemplo excelente de la interacción de los ecosistemas marinos y litorales. Las praderas densas de posidonia oceánica, especie que sólo se encuentra en el Mediterráneo, contienen y dan soporte a la diversidad de la vida marina. Un ecosistema de gran biodiversidad, vegetal y animal.

 

Ecosistema

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Las salinas de Ibiza, en una imagen aérea

La flora autóctona está fuertemente influida por la proximidad al mar, la elevada salinidad y movilidad del substrato arenoso, de forma que presenta un gran interés botánico. De entre los diferentes tipos de comunidades vegetales, destacan por su singularidad la vegetación característica de dunas y arenales, así como la de marismas y salobrales.

En las dunas pitiusas se localiza una de las formaciones vegetales más interesantes, los bosques de sabinas (Juniperus phoenicea) que, sin ser exclusivos del archipiélago, encuentran aquí su carácter más genuino. En los terrenos colindantes a los estanques de las salinas son especialmente significativas las comunidades de limonium, la mayoría endémicas de las Pitiüses, cuya existencia está ligada a la actividad salinera.

Se hallan todos los grupos de vertebrados presentes en las Pitiüses, desde reptiles hasta mamíferos. Las lagartijas son los únicos vertebrados realmente autóctonos de las islas y constituyen el grupo más carismático. En cuanto a la avifauna, ses Salines es el enclave con mayor diversidad ornitológica de las Pitiüses. Entre los mamíferos terrestres el fenómeno de la insularidad ha creado algunas subespecies propias de las islas (neo endemismos), como es el caso de la jineta y la musaraña de Eivissa, y el lirón de Formentera.

Los fondos marinos

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Praderas de posidonia, en la costa pitiusa. Foto: Manu San Félix

El mar actúa como elemento privilegiado de unión entre los bienes naturales y culturales. Las posidonias y formaciones que originan son y han sido pilar básico en la creación de recursos importantes para la economía de las islas: la pesca, la sal y, en la actualidad, para la industria turística, por la íntima interpelación en la formación de playas y la pureza de las aguas.

El mar es, por tanto, una fuente de riqueza y un elemento intrínseco a la particular identidad de las Pitiusas. El substrato arenoso que se caracteriza por una moderada profundidad y la transparencia de sus aguas, constituyen el ambiente idóneo para la posidonia oceánica, cuyas praderas forman el paisaje dominante de un ecosistema marino escasamente alterado.

Las praderas de posidonia están consideradas como hábitat de protección prioritaria por la directiva Hábitat de la Unión Europea. El área es, además, zona de especial protección de las aves (ZEPA), está incluida en la Red Natura 2000 de la CEE e inscrita en el Convenio Ramsar sobre la Lista de Zonas Húmedas de Importancia Internacional. Es Reserva Natural de Ses Salines desde 1995.

Las praderas de posidonia de las Pitiüses están consideradas como la comunidad más importante del litoral mediterráneo por su productividad de materia orgánica. Oxigenan el agua y la filtran, además de reducir la fuerza de las olas protegiendo a las playas de la erosión.

La planta de posidonia es una fanerógama endémica del mar Mediterráneo que tiene una organización externa propia de las plantas superiores: raíz, tallo, hojas y capacidad para producir flores y frutos con semillas. Crece cubriendo los fondos marinos y formando frondosas praderas. Estas se encuentran en alarmante regresión por su elevada sensibilidad a las perturbaciones ambientales, mientras que en Ibiza se encuentra en un estado excelente, siendo esenciales tanto para contener los elementos de belleza excepcional del lugar, así como para mantener los procesos esenciales para la conservación del ecosistema y la biodiversidad que alberga.

Un ecosistema submarino y litoral de extraordinario interés con especies amenazadas de elevado valor científico, que configuran un paisaje mediterráneo único por su riqueza natural y cultural.